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Diario de la erupción del San Juan, narrado por Carlo


              


Hoy es el 21 de julio de 1949

Hacía más de una semana que el Hoyo Negro había lanzado sus erupciones de polvo hacia el cielo. El chillido que siempre retornaba hoy no había aparecido. Sobre la montaña colgaba una columna de humo muy alta pero delgada. Esa mañana el ascenso fue más bien una excursión que condujo al punto al pie del Fraile, donde se veía una grieta profunda. "¿Qué notas aquí?" pensó Rubens en voz alta sin esperar respuesta alguna: "Los cantos de allí son más altos que los otros, él oyó el comentario de Ramón y vio cuando éste clavó su vara en la grieta. Se perdieron unas pocas gravillas en la profundidad. "¿Hasta donde irá esto?" "Hasta un estrato basáltico profundo que está aquí nomás, sale allí abajo." Rubens estuvo pensando mientras seguían la grieta hacia el norte, donde él desapareció bajo la pendiente del Fraile. "Sale por la otra parte" aseguró a Ramón y bajó para dar la vuelta a la montaña. El polvo y la grava conformaban aquí una nueva capa. El camino era difícil y cansador. Escalaron la montaña por la parte norte, al pie de la cuesta, y entraron a una grieta. Rubens tenía razón. Sobre ellos se hallaba el cráter del Hoyo Negro. Siguieron la grieta hacia abajo. Después de unos buenos 100 metros el terreno se había desmoronado y había movido las zanjas. Rubens midió el terreno y anotó cada detalle en su mapa. Luego subieron.

El viento soplaba débilmente del sudeste, pero todavía tenía en la altitud una corriente noreste que movía la nube sobre el cráter hacia el sur. Era notoriamente más chica que ayer. Una tensa tranquilidad yacía sobre el cráter. Los gases subían a lo alto con una velocidad notable, estaban visiblemente caliente, pero la corriente había disminuido y sólo tiraba polvo en lo alto. Ramón tenía la sensación de que la montaña exhaló y el calor soplado le proporcionó tranquilidad. En la parte norte se arrastraron con las máscaras hacia el borde del cráter. La visión de las chimeneas humeantes en la profundidad sumergió a Ramón en un sentimiento de conexión con su mundo. Por un momento tuvo el la sensación de querer flotar hacia abajo, y entendió lo que movía a Rubens.

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El mapa de freytag y berndt

Mientras Carlo nos cuenta sus aventuras del San Juan, por las tardes giro la "Webcam" en dirección Cumbre Vieja, donde todo esto succedio.

Traducido del Alemán al Español por Silvina Masa


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